jueves, 6 de mayo de 2010

UN SALTO DE FE

El director haciendo cámara en la escena final del cortometraje.

Rodaje de la escena 10. El actor Darío Vessoni lucha con Hugo Pozzi por un arma de fuego. Yanina Martínez, en el rol de la hija de Darío, intenta frenarlo. La pelea continua, Hugo desarma a Dario y lo empuja. ¡Corte! - grita el director.

El equipo técnico se reacomoda. El plano es desde la espalda de los personajes. Darío debe sentarse en el piso y acostare para construir la caída de su personaje en la post producción.

Una de las productoras recita la información de la toma y luego “claquetea”. Darío forcejea brevemente con Hugo, da un paso hacia atrás y se deja ir. La caída es tremenda. Corre los toneles de alimento balanceado que se venden en el lugar y hace mucho ruido.

Otra vez, la filmación se detiene. Hay risas, gente hablando fuerte y una suerte de confusión. Se lo escucha a Gabriel Carmona, director de esta película corta, preguntándole al actor si se encuentra bien. La toma es buena pero debe reiterarse para poder captar perfectamente el inesperado sacrificio físico de Vessoni. Se repite dos veces, y en cada caída el actor parece tirarse sobre un colchón de plumas.

“Es algo poco convencional lo que entregan estos actores – nos cuenta el director. Y no solo por la caída. Aquí se han prestado casas; se han embarrado cara y manos; se ha puesto tiempo a nuestra disposición.

Aunque te parezca mentira, nos ha sorprendido el nivel de actuación. En un momento, Yani dice una línea, y le pido que la repita más “afectada”. En la toma siguiente, al llegar a esa frase, sus ojos se llenan de lágrimas y su voz se quiebra al hablar. No me quedó otra cosa más que aplaudirla”.

Cae la tarde. María Medina y Amado Gómez, dueños del “Pet Shop” de La Perlita donde se filman las escenas finales, esperan pacientemente para cerrar el local.

Cintia Silva le anuncia a Miguel Padilla (ambos productores) haber conseguido una media hora más. El director viene retrasado y todo advierte que no llegaran a tiempo. Ponen manos a la obra y llegan a cerrar el corto como se esperaba.

“En este proyecto quisimos ir un poco más lejos, exigirnos un poco más. Conseguir lugares, objetos, animales; trabajar con una mayor cantidad de actores. Y lograrlo sin saber bien como.

Hace tiempo tengo la idea de que si vos ponés mucho trabajo de tu parte, después el azar te favorece. ¡Y así fue! Aparece gente como Niufy, consiguiendo el Pet Shop cuando menos lo creíamos posible.

La forma más sencilla de ver esto, es lo de Darío en esta suerte de “ejercicio de confianza” que improvisó. Dejándose caer con la certeza de que no los vamos a dejar caer. De que el corto vale el esfuerzo. El cine independiente es eso, un salto de fe”.

(Por Anselmo Salvatori)